Soberanía alimentaria

La soberanía alimentaria es un enfoque político que se basa en el derecho de los pueblos a definir su propio sistema alimentario, y frente a un modelo único basado en la centralidad de los mercados, la privatización de la vida y la generación de desigualdades, este enfoque propone colocar la vida y la alimentación en el centro y construir colectivamente otros modelos sociales y económicos que respondan a esta apuesta.

 

BideBerriak_11La soberanía alimentaria es una propuesta política que defiende la alimentación como derecho, y no como mercancía, y que confronta y propone alternativas al modelo agroindustrial.

Este modelo, a partir de la nombrada como “Revolución Verde”, ha pretendido convertir la agricultura y la alimentación en negocio, y para ello se han conformado grandes cadenas de producción y distribución de alimentos, en manos de empresas transnacionales; se ha promovido la producción intensiva y el monocultivo, con el consiguiente acaparamiento de tierras por parte de estas empresas para el mismo; esa necesaria intensificación de la producción ha venido acompañada de una creciente tecnificación, de un mayor uso de energía, de una mayor generación de residuos; se han ido introduciendo organismos genéticamente modificados, generando entre otras cuestiones una gran pérdida de semillas y de diversidad, y con impactos en la salud, los cuales todavía no conocemos en su totalidad; se han ido desplazado comunidades de sus tierras según los intereses de estas empresas y se han violado muchos de sus derechos más fundamentales, se han acentuado las desigualdades entre el norte y el sur global, entre mujeres y hombres, y se ha promovido, aquí y allá, la eliminación del pequeño campesinado y la agricultura familiar…

 

Frente a esto, y para definir qué es la soberanía alimentaria, hemos optado por recoger lo que La Vía Campesina dice en su Declaración de Nyeleni (2007):

“La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles y producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a quienes producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de mercados y empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones. Nos ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales. La soberanía alimentaria da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga el poder al campesinado y a la agricultura familiar; la pesca artesanal y el pastoreo tradicional, y coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad ambiental, social y económica. La soberanía alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de los y las consumidoras para controlar su propia alimentación y nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y gestión de nuestra tierra, de nuestros territorios, nuestras aguas, nuestras semillas, nuestro ganado y la biodiversidad, estén en manos de quienes  producimos los alimentos. La soberanía alimentaria supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y las mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones”.

 

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